Cuando vemos a una persona muy apegada a su rutina de entrenamiento, lo primero que pensamos es ¡Qué disciplinada! Pero para saber si estamos hablando de pasión y no de obsesión es necesario observar algunas señales importantes que te explicaré en este post, además también te contaré sobre la vigorexia.
Cuando es pasión...
Cuando hablamos de tener una buena relación con el ejercicio, o sea que es una genuina pasión, podemos encontrarás componentes como:
El ejercicio brinda bienestar físico, mental y emocional.
Se ejercitan para sentirse bien
Saben cuando parar y descansar (esto no genera culpa).
Se ejercitan para vivir y no viven para ejercitarse.
No descuidan el área social.
La pasión surge del amor, amor propio o autocuidado.
Hay flexibilidad.
Apasionarte con el ejercicio hace que te ejercites para vivir y no que vivas para ejercitarte.
La pasión es expansión y la obsesión contracción.
Cuando es obsesión...
La obsesión se siente como ansiedad y sufrimiento, las personas obsesionadas con el ejercicio solo buscan juntarse con personas que entrenen (y que no ponga en riesgo romper su rutina). Es así como la obsesión limita tus posibilidades de hablar de otros temas, de juntarte como distintos tipos de personas, de enriquecer otras áreas de tu vida, al final te vuelves monotemático y tu agenda gira en torno a entrenar y a no romper la dieta.
Por ello, cuando se trata de obsesión, hablamos de que:
El ejercicio resta bienestar físico (las lesiones o el sobreentrenamiento son comunes).
El ejercicio resta bienestar mental. La mayoría de los pensamientos giran al rededor del ejercicio y de no "arruinar" lo obtenido con la comida (pensamientos rumiantes), además es común que haya dismorfia corporal, o sea que no se perciban como realmente son.
El ejercicio, resta bienestar emocional- Experimentan emociones constantes como, miedo, culpa, o vergüenza.
Existe rigidez.
La vida gira en torno al ejercicio, se vive para ejercitarse y no se ejercitan para vivir.
El ejercicio afecta relaciones interpersonales, laborales o académicas.
Hay imposibilidad para parar.
Cuando hablamos de obsesión con el ejercicio, hablamos de que este ya no aporta bienestar físico, mental y emocional.
Cuando hablamos de obsesión con el ejercicio, podemos estar hablando de vigorexia.
Vigorexia.
La vigorexia es un trastorno caracterizado por la preocupación excesiva de no tener un cuerpo suficientemente magro o musculoso. También se le conoce como dismorfia muscular o anorexia inversa.
Las personas con vigorexia, abandonan actividades sociales, ocupacionales o recreativas por la necesidad compulsiva de mantener su rutina de ejercicio y "dieta". Tienen una distorsión de su imagen corporal, algunos se perciben sin suficiente volumen de masa muscular.
Son propensos a adherirse a:
Planes dietéticos restrictivos.
Dietas altas en proteínas.
Dietas bajas en grasas.
Consumo de suplementos.
Consumo de sustancias nocivas como los esteroides.
Consecuencias.
Suelen presentar:
Ansiedad.
Depresión.
Comparación física y conductas de verificación frente al espejo.
Los problemas de salud que suelen presentarse son:
Daño renal (rabdomiólisis).
Proteinuria.
Disfunción hepática.
Cansancio crónico.
Problemas gastrointestinales.
Descalificación de los huesos.
Lesiones músculo-esqueléticas (fracturas de los huesos o dislocaciones de las articulaciones, esguinces, distensiones, desgarros de ligamentos, laceraciones de tendones).
Insomnio.
Agresividad.
Pérdida de apetito.
Infecciones frecuentes.
Menor producción de glóbulos rojos.
Anemia.
Caída de cabello y debilidad de uñas.
Pérdida de menstruación en mujeres.
Retraso en la cicatrización.
Trastornos cardiovasculares (hipotensión o hipertensión).
Taquicardia.
Infertilidad.
Dolores de cabeza.
Muchas personas que viven con vigorexia fueron niños o adolescentes gordos.
¿Qué hacer?
Comprende que el problema no es el ejercicio o la comida, es un tema mucho más profundo.
Te invito a leer la entrada de Los temas con la comida y el cuerpo, no son por la comida y el cuerpo.
2.- Busca ayuda de un psicólogo especializado en trastornos de la conducta alimentaria y de un nutriólogo no pesocentrista especializado en la conducta alimentaria.
3.- Evita seguir cuentas o consumir información que te detone. Busca espacios seguros, puedes empezar escuchando pódcast o siguiendo cuentas que te hagan sentir bien.
4.- Visita a un médico del deporte o un internista para verificar que no haya problemas importantes en cuanto a tu salud física.
5.- Busca a involucrarte con esas amistades con las que puedes hablar de otros temas que no sea el deporte o el ejercicio.
El punto en el que estás o está tu ser querido.
Espero que no hayas leído esto después de haber llegado al punto de quiebre (que en su mayoría de veces son lesiones físicas) y de ser así, recuerda que nunca es tarde para sanar la relación con el ejercicio y la alimentación.
Por otro lado, ninguna de las consecuencias que te menciono aparecen de un día a otro. Así que si estás leyendo esto en el punto en donde aún no se te va de las manos esta situación, es mejor que no te esperes a pedir ayuda hasta el punto en el que no puedas más.
Herramientas
Anótate a la lista de espera del programa Alimentación en movimiento sin frustración, un espacio para relacionarte con el ejercicio y la alimentación desde el placer y la conexión.
Quizá el primer pasó sea un acompañamiento 1:1
En mi programa, mejorando la relación con tu alimentación, profundizamos en creencias y patrones alimentarios que te están, generan culpa, vergüenza, frustración, así como el ciclo de caer en todo o nada. Muchas personas que sufren vigorexia terminan viviendo atracones de forma muy solitaria.
Recursos gratuitos.
Espero que esta entrada haya sido de ayuda,
Karla.
Comments