Comencé mi primera dieta a los 7 años y de ahí a los 27 años crecí con un estigma de mi persona, mi peso y del valor que tengo como mujer. A través de cada etapa de mi vida he probado infinidad de dietas, hábitos , ejercicios, comidas que me han llevado a una mala concepción de mi persona.

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Ser una mujer de talla grande, cuerpo gordo o con "sobrepeso" en una sociedad donde el valor de una persona radica en su físico es extremadamente difícil y doloroso para quien lo vive, hace unos meses en uno de mis múltiples intentos de lograr el cuerpo perfecto me encontré nuevamente con Karla, "Karlita" para mí, el volver a ir al nutriologo, hacer nuevamente un intento y ver si esta vez " si lo lograba" fue mi primer pensamiento. Una hora después tenía en mis pensamientos en tantas cosas nuevas que aun sigo asimilando, aprendiendo y ejerciendo en mi vida cotidiana y es que con ella el enfoque es completamente humanitario, ir al nutriologo no se volvió en un par de citas y planes alimenticios, en ella he encontrado una amiga que me ha tendido la mano , que me ha enseñado desde los instintos más básicos de la alimentación, con ella he aprendido que no hay alimentos malos y sobre todo que no hay tallas perfectas, aprendí a respetar, cuidar y amar mi cuerpo, aprendí a interpretar señales de mi cuerpo que nunca había reconocido y aprendí a que el cuidado comienza por el respeto hacia mi cuerpo y pensamientos. 

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En estos meses mi vida ha cambiado, me veo con una sonrisa en el espejo, tengo más autocompasión del camino que he recorrido , tengo una conexión con mi cuerpo que no había experimentado, disfruto la comida como nunca antes lo había realizado y aunque este camino no es fácil y también ha tenido sus matices oscuros el saberme acompañada por alguien que no solo me "da consulta" si no que se preocupa realmente por cada estado de mi vida , me da ánimos para seguir adelante, por que esta vida esta hecha para disfrutarla: en cada una de sus tallas.

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¡Gracias por cambiar mi vida Karla!
Con cariño